CRONISTA DE ENSENADA
¡ QUE SABROSO PLATICABA ¡
Heberto Peterson Legrand
Frente a nosotros una tabla de quesos, acompañados de fruta y pan y una botella de exquisito vino que degustamos mientras disfrutábamos de una amena charla que nos llevó a diversos temas.
Mi interlocutor era un hombre que podría ser mi padre, culto y con una fecunda vida llena de vivencias, con la cualidad de tener facilidad de palabra, muy buena ilación en sus ideas y pensamientos.
Pasaba el tiempo y a pesar de que el vino tiene la virtud de ausentar las inhibiciones, yo más que llevar la iniciativa en el diálogo, disfrutaba escuchando a aquel hombre que al platicar tan sabroso provocaba que a través de mi imaginación viera los escenarios que iba describiendo, los lugares, las personas con sus distintas personalidades y temperamentos.
En el diálogo hay que cultivar el arte de saber escuchar, un arte que nos cuesta trabajo ejercitar a muchos pero que nos puede enriquecer, sobre todo, cuando estamos frente a quien mucho le podemos aprender.
Seguimos dialogando y mi interlocutor me describía el México de los años 20, 30, 40 y 50, el contexto político de aquellos años, los personajes que conoció, la impresión que le causaron dejando sentir su admiración por algunos y su desdén por otros.
Cuando yo hacía uso de la voz me hacía sentir su interés por mis razonamientos, teníamos coincidencias y también diferencias, era muy respetuoso y considerado.
El tenía un elevado sentido de la amistad, que los dos cultivamos a pesar de la diferencia en edades, yo lo quise mucho y me sentía correspondido...
Ya la tabla de quesos estaba a un tercio de la cantidad inicial y la botella de vino estaba por agotarse, pero....nosotros seguíamos disfrutando a plenitud, sobre todo yo, aquella charla donde el hombre observador de la vida dejaba que afloraran sus recuerdos que muy sabrosamente retrataba con esa memoria privilegiada y viva inteligencia.
Era un hombre que había leído mucho, que tuvo la oportunidad de poder viajar por el mundo y como agudo observador captar las costumbres de las diferentes naciones que recorrió. Estuvo en Alemania cuando Hitler estaba en el poder y volvió a Europa para ver con tristeza los estragos y el dolor de una segunda guerra mundial y ver que las calles por donde había transitado, donde disfruto monumentos y edificios patrimonio histórico de la humanidad, a fines de los 40 y principios de los 50 eran ruinas silenciosas que hablaban de la irracionalidad del hombre...
¡ Platicaba tan sabroso!, como quisiera uno a veces darle reversa al tiempo para poder rescatar aquellos momentos tan gratos que ahora guardamos en la memoria y que de vez en vez dejamos que afloren para recordar y no permitir que se borre el recuerdo de aquellos que dejaron la huella de su paso y nos obsequiaron con su amistad...
El era sencillo, en su trato no había nada artificial, era transparente, era rico y sin embargo no lo hacia sentir...murió a los 84 años y cuando releo sus libros estoy en contacto con él.
Amigos queridos tenemos muchos y hay que aceptarlos con sus virtudes y sus defectitos, yo tengo defectotes...
Hay amigos con quienes no se puede dialogar porque como les gusta escucharse mucho a si mismos, pues el “ diálogo” se convierte en monólogo, aquí no se cultiva el arte de saber escuchar sino el de la paciencia. Hay amigos que les gusta “ echarle mucha crema a sus “ tacos” e ingenuamente creen que uno no se da cuenta, cuando hay confianza tiene uno que decirles “ bájale la espuma a tu chocolate”...
La tabla de quesos quedo vacía, la botella también, mi cabeza llena de ideas y mi corazón feliz de haber disfrutado al que ¡ Platicaba tan sabroso!...Don Evaristo Bonifaz-Constituyente del Estado de Baja California.
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