domingo, 3 de mayo de 2009

Historia de Ensenada segunda parte

ENSENADA
segunda parte.

Heberto J. Peterson Legrand
Cronista de Ensenada

Nace oficialmente Ensenada el 15 de mayo de 1882 por el hecho de haberse trasladado allí los poderes de gobierno...
Pero, originalmente ese espacio estuvo ocupado por las etnias nativas pertenecientes a los Yumanos llamados “tipai” y hoy día conocidos como “ Kumiai” y, a los que estaban en la bahía de Ensenada se les nombraba “ Pa-tai”, la tierra de los hombres altos, yo creo que más que por lo físico por estar espiritualmente más evolucionados que los otros. Estos vivían en armonía con la naturaleza.
Estas etnias-como suele suceder-fueron desplazados poco a poco por los mexicanos, europeos y asiáticos que llegaron posteriormente.
Muchos años después, en correspondencia por sus años de servicio como militar, le fueron dadas las tierras al alférez José Manuel Ruiz- el año de 1805,desde Punta banda hasta San Miguel.
Pero aún antes de 1882, sufrió Ensenada la presencia de un nefasto filibustero-William Walker- y sus huestes en 1853-54 con la intención de apoderarse de estas tierras y de Baja California para establecer una republica independiente. El filibustero se instaló en la casa del sargento Francisco Javier Gastélum, yerno del Alférez José Manuel Ruiz, convirtiéndola en el “fuerte McKibbin”. Este lugar es donde actualmente esta el Archivo Histórico de Ensenada, en la calle tercera llamada Dr. Elpidio Berlanga de León, entre la avenida José Manuel Ruiz y calle Francisco Javier Gastélum, la que antes se llamaba avenida Miguel Hidalgo. Para gloria de Ensenada brota la presencia de un héroe en la persona de Antonio Meléndrez, originario de “ La Grulla” quien, junto con familiares y amigos, entre ellos el interesante personaje Jorge Ryerson, defiende esta tierra ejercitando la guerra de guerrillas hasta que logró sacarlo y frustrarle su intento de arrebatarnos este espacio de la patria.
Conforme pasa el tiempo y diversos autores escriben y hablan sobre Antonio Meléndrez se va conociendo su hazaña y la dimensión del héroe va acrecentándose y el tiempo haciéndole justicia. Meléndrez fue victima de una traición y absurdamente una calle de Ensenada, la Blancarte, lleva el nombre del traidor. Ojalá y los historiadores den el veredicto final para en su caso solicitar el cambio de nombre.
Volviendo al año de 1882, Antonio Jáuregui llega a Real del Castillo el 24 de julio para hacer efectiva la orden de trasladar la subjefatura de Real del Castillo a La Ensenada de Todos Santos, convirtiéndose el puerto en cabecera política.
Inicialmente hubo serios problemas de orden económico ya que la mayor parte de los habitantes dependían de alguna manera del sector oficial y los sueldos no llegaban. Había escasez de productos hasta que poco a poco se fue normalizando la situación.
En apoyo de la autoridad política y militar se instaló en Ensenada el 21 batallón integrado por 45 soldados y dos oficiales para poder preservar el orden si fuera necesario.
Sin embargo, en enero de 1885, la guarnición se rebeló por la inconformidad ante la falta de pago por varios meses, acción violenta que cobró la vida del capitán José María Rico y su esposa, hecho lamentable para la naciente cabecera política y militar.
Dicha cabecera-gracias a su nueva ubicación-estaba mejor comunicada ya que las rutas marítimas eran las más apropiadas para comunicarse con los puertos del pacífico del país y con la California estadounidense.
Se conjugaron dos hechos importantes que influyeron en el proceso de población de Ensenada: Por una parte el antecedente de la Ley de Colonización de 1883 promulgada durante el gobierno de Manuel González-compadre de Porfirio Díaz-que tenía como propósito atraer colonos extranjeros bajo ciertas condiciones para poblar. Había interés de contar con la presencia de europeos, para con ello balancear la colonización.
Por otra parte el boom en bienes raíces que se dio en California comentado en mi artículo anterior y que impacto también en Ensenada.
Luis Huller, un alemán naturalizado mexicano, muy bien relacionado con las esferas políticas en la capital, aprovechando la citada ley de colonización logró obtener del gobierno de la república una concesión para el deslinde de terrenos en el norte de la Baja California. Pude ver el original del acta de naturalización en la capital de México, en casa de mi primo el arquitecto José Luis Fernández del Castillo quien es sobrino nieto de Luis Huller por el lado materno.
Así, pues, las condiciones estaban dadas con estos dos factores que se conjugaron para iniciar el despegue de la nueva capital del Partido Norte.

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