domingo, 10 de mayo de 2009

Adios Gran Señor. Don Gabriel Palomar y Silva.

CRONISTA DE ENSENADA
Agosto de 2003.
ADIOS GRAN SEÑOR

Heberto Peterson Legrand.

Ayer me encontré de casualidad a mí muy querido amigo de toda la vida, Carlos Arguelles de la Parra, quien actualmente está radicando en Tamaulipas y me dió la triste noticia de que en la ciudad de México falleció, hace un mes, Don Gabriel Palomar y Silva, sentí dolor porque tenía, desde hacía algunos días la intención de escribirle, conservo con cariño las cartas que me escribió y los libros que me obsequió, en ellas queda algo de él y las he de conservar como un grato recuerdo.
Me viene a la memoria aquel año de 1986 en que tuve el privilegio de conocer a Don Gabriel Palomar y Silva, hombre de elevada estatura como su alma, unos 30 años mayor que yo, muy educado y de fino trato, de amplia cultura, era una historia viviente con esa vasta experiencia y la sabiduría que los años dan.
Pasé por él a casa de su yerno Pedro Arguelles de la Parra, amigo y hermano de mí intimo amigo Carlos, fuimos a desayunar y disfrute enormemente de aquel gran Señor militante de muchísimos años en acción Nacional, un profundo admirador de Don Manuel Gómez Morín, fundador del partido, exRector de la Universidad Autónoma de México, de quien ya he escrito en estás páginas una semblanza. Don Gabriel admiraba mucho a Don Manuel, decía de él que era un pozo de sabiduría, que la vida le había dado la oportunidad de tratarlo y ello lo marcó para siempre.
Fue hijo Don Gabriél , del ilustre intelectual Lic. Don Miguel Palomar y Vizcarra( 1880-1968), un católico que ahondo en el pensamiento social del PAPA León X111, autor de la Encíclica Rerum Novarum de 1891; participo en diversos Congresos sociales, fue promotor de las Cajas Rurales de Préstamos y Ahorro, según el sistema alemán Raiffeisen , uno de los fundadores en 1911 del Partido Católico Nacional y cuando estallo el conflicto religioso en 1926 fue uno de los fundadores de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. Fue Marqués de Pánuco, Caballero de la Orden Pontificia de San Gregorio Magno y del Santo Sepulcro...
Volviendo al desayuno, yo en mi calidad de buen escucha disfrute como Don Gabriel disertaba sobre distintos temas: Democracia, el problema del campo en México, sobre la propiedad, la empresa, sus vivencias dentro del partido y su visión del cómo deberían ser y estar las cosas, muy propio y pulcro en el hablar, dejaba transparentar esa alma buena, amante de la justicia. Mientras el disertaba yo pensaba: “ como nos hace falta a los jóvenes cultivar el arte del saber escuchar, es mucho lo que podemos aprender de quienes han transitado por el camino de una vida sembrada de bien, que son ejemplos vivientes del amor que le tienen a México, que han sabido sortear los obstáculos, han sabido crecerse frente a la derrota para convertirla en triunfo, han cultivado las virtudes y allí están como un libro abierto del cual hay mucho que aprender....”
Don Gabriel era un caballero católico pero congruente entre el decir y el hacer,! Cómo hacen falta que haya más!.
La última vez que lo vi fue en la ciudad de México, fue por mí a un hotel que está junto al Zócalo, de momento olvide el nombre, tiene un elevador y un hermoso domo estilo francés, incluso estaban allí unos estudiantes de arquitectura dibujándolo, nos fuimos a desayunar o a comer no recuerdo, en ese tiempo andaba involucrado en la organización de la “ Fundación Preciado” o “ Hernández Preciado”, me puso al tanto de cómo andaba la situación política me dio sus criterios al respecto y yo me sentí halagado que tuviera esa deferencia conmigo, derivamos a otros temas y como siempre yo era el que salía enriquecido de aquel diálogo. Nos despedimos y quedé de buscarlo en mi siguiente viaje a la ciudad de México, sin imaginarme que sería la última vez que abrazaría y estrecharía la mano de ese Gran Señor, que estoy seguro sus caminos siempre los sembró de Bien.
Guardo Gran Señor, en mi memoria su recuerdo y sus enseñanzas y en mi corazón el gran cariño o amor que se Gano.

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