domingo, 15 de agosto de 2010

PRESENTACION LIBRO ESCUELA NAUTICA DE MAZATLAN 1880-2010

ESCUELA NÁUTICA DE MAZATLÁN 1880-2010
Una Lucha contra el Viento.
Autor: Ingeniero Mecánico Naval, Eduardo García Guerrero
Presentador del libro: Cronista de Ensenada, Heberto J. Peterson Legrand


Hace aproximadamente un mes recibí una invitación de mi buen amigo el Ing. Rafael Manuel Álvarez Medina para tomarnos un café en conocido restaurante. Ya dentro de aquella conversación, donde me comentaba sobre la Escuela Náutica de Mazatlán que estaba cumpliendo sus 130 años de haber sido fundada, me dijo que un amigo suyo, el Ing. Eduardo García Guerrero, autor del libro: Escuela Náutica de Mazatlán, “Una lucha contra el Viento” 1880-2010, a través de él me hacía una invitación para que en mi calidad de Cronista de Ensenada, en un evento especial hiciera la presentación de su obra, la cuál iba a ser presentada primero, como es lógico en Mazatlán por el Cronista de ese puerto hermano…

La invitación hizo que aflorara el grato recuerdo de mi viaje a Mazatlán el año 2000 para dar un curso a una empresa. En uno de los descansos pedí a un funcionario de la empresa que me llevara a la Escuela Náutica de Mazatlán. Una vez allí la emoción me abrazo porque siempre había tenido el deseo de conocer la escuela donde mi abuelo materno, el Capitán Rafael Legrand Valle, había estudiado y quien cuando nació mi Madre aquí en Ensenada en 1906 era el Practico o Piloto del Puerto, quien además había sido nieto del General de Marina don Luis Valle que vivió de 1811 a 1878 y fue defensor del puerto de Veracruz en 1838 cuando la flota francesa bloqueo el puerto en la famosa “guerra de los Pasteles” Un oficial me dijo que los edificios de la escuela original ya no existían y que había estado ubicada en otro lugar…

El que ahora se me pidiera ser el presentador de esta excelente obra me halago, más que como Cronista, he de confesarlo, como descendiente de un hijo de esa prestigiada Escuela y de hombres de mar. Al comunicarle a Rafael ésta información me percate que le dio gusto, pues aunque él no me lo dijo, estoy seguro que fue quien me propuso.

Días después tuve el gusto de conocer al autor de la obra que Ustedes podrán tener hoy en sus manos, como documento fundamental para rescatar y dar vida a la historia de una institución que es un verdadero icono de Mazatlán y semillero de generaciones muy valiosas que han dejado y siguen dejando huella en nuestro país.

El Ingeniero Mecánico Naval, Eduardo García Guerrero, un hombre educado, amable y fácil de relacionarse, en sus conversaciones exterioriza el amor por su Alma Mater, y su deseo de abrir el horizonte del conocimiento de la misma, de allí el que hoy, fuera de Mazatlán, en Ensenada, se haga la presentación de su obra, además porque aquí han estado y están presentes generaciones de egresados aportando su talento para el desarrollo de nuestro puerto.

Eduardo, que además navega en el mar de la literatura, nos obsequió con su primer libro: “ La Bella Lola” que es un cuento; “ ambientado a fines del siglo diecinueve durante la guerra EEUU-Cuba-España, para “liberar” a Cuba, narra los amores entre un marinero español y una hermosa muchacha cubana, y la manera en que el conflicto armado que envuelve a sus patrias, pinta de tragedia la relación”
La Bella Lola es una canción que pertenece al género de las Habaneras y sus raíces son profundamente marineras al grado que parece ser es una especie de semihimno que cantan los marinos mercante, los pescadores y los de la armada. Respecto de la Bella Lola dice una parte de la canción: “ Cuando en la playa mi bella lola, Su lindo talle luciendo va, Los marineros se vuelven locos y hasta el piloto pierde el compás…”

La Historia de la Escuela Náutica de Mazatlán llegó a mis manos hace unos días y con vivo interés quería verla y leerla. Una vez en mis manos pude apreciar que estaba frente a una obra muy dignamente presentada. En la Cubierta una imagen muy bella e ilustrativa de unos marineros en su barco en medio de un mar embravecido en una lucha también contra el viento para ponerlo a su favor; y que además sintetiza extraordinariamente lo que ha sido la historia de ésta escuela. Las fotografías y gráficas de muy buena calidad ilustran los textos para conocer personajes, localidades, edificios, equipos y escudos; Esta presentada en un papel de muy buena calidad y una letra que hace cómoda su lectura

Comencé a navegar sobre las páginas de la obra teniendo como carta de navegación ese hilo conductor que su autor supo tender para irnos llevando de la mano. Hay autores muy confusos que parece ser dejan al lector a la deriva en medio del mar de sus páginas, no es el caso de Eduardo que supo tejer sus textos dándoles claridad y rumbo.

Al iniciar la travesía nos encontramos con ese espacio de lo que hoy es Mazatlán que durante el siglo 18 paso de ser un apostadero provisional a puesto de contrabandistas a inicios del siglo 19 para terminar después de 1820 como Centro Comercial de Altura y Construcción Naval, contando con el primer buque mazatleco de nombre “ Luisa” siendo su capitán Juan Gómez.

Ya en 1822 se estableció la Primer Aduana Marítima y en 1827 el primer Astillero; en 1854 cuenta con 6,800 habitantes, 400 fincas de ladrillo y 300 chozas de palo parado y horcones y conforme iba leyendo la imaginación recreaba las escenas en el tiempo y el espacio…

Si bien hay antecedentes, el 8 de marzo de 1880 el Presidente Porfirio Díaz, decreta la fundación de la Escuela Náutica de Mazatlán, siendo su primer director el Capitán de fragata José Ortiz Monasterio, no recibiendo la Institución apoyo del gobierno del estado al grado tal que su director puso dinero de su bolsillo aún cuando le debían 8 meses de haberes.

Hubo cambio de Directores y es hasta el 24 de noviembre de 1884 que se regulariza la dirección con el nombramiento del Capitán de Corbeta Juan Soler Mercader de nacionalidad española, quien le da un gran impulso y orden académico por lo que se le considera el verdadero fundador.

El año de 1883 se desató una epidemia de fiebre amarilla en el puerto con la llegada del buque Newbern que transportó a la compañía de la famosa soprano Ángela Peralta, pero antes llegaron los vapores San Juan y el San Blas y desembarcaron 36 personas atacadas por la peste. En aquel contexto donde la medicina no tenía los avances de hoy día imagino a los mazatlecos viviendo momentos de angustia y profunda preocupación.

El año de 1888 El Cañonero México es declarado Sede de la Escuela Náutica de Mazatlán, inaugurándose las clases el 8 de diciembre de 1888.y funciona hasta el año de 1894 debido a que la escuela suspende sus actividades y el casco del buque es abandonado.

Amado Nervo, inspirado poeta nacido en Tepic y que escribía en el prestigiado periódico mazatleco “El Correo de la Tarde” escribe sobre el “Cañonero México” en 1893 lo siguiente:
… Un buque que fue de guerra, pero que ahora es de paz, y en cuyo recinto no se escucha ya el clarín que ordena zafarrancho de combate. En cambio, la voz del maestro repercute sonora y, en el lugar en que antes mostraba su boca amenazante un cañón de acero, ahora se levanta erguido, sobre tripié de palo, el pizarrón donde los estudiantes de matemáticas escriben fórmulas algebraicas…

Durante esos años perdidos quizá la escuela estuvo funcionando en diversas casas, incluso el usurpador Victoriano Huerta manda un reglamento para la escuela y en 1914 Mazatlán es severamente afectada por la lucha entre revolucionarios y Federales al convertirse en el último reducto de las fuerzas leales al General Victoriano Huerta, habiendo tenido los buques Tampico y Guerrero una importante participación durante la toma del puerto por los revolucionarios.

La Constitución de 1917 en su artículo 32 establece que sólo mexicanos podrán comandar los barcos nacionales, siendo el mazatleco Rafael Izaguirre Castañares, el primero en recibir el mando de un buque siendo éste el “Tabasco”

En ese peregrinar de la venerable institución, el primero de enero de 1921 se funda la nueva Escuela Náutica de Mazatlán iniciando sus actividades docentes el 18 de abril, en la casa 43 de la calle “Del Arsenal” hoy “Venustiano Carranza” No. 76

En el año de 1925 La Secretaría de Guerra y Marina dispuso que la Escuela quedara a las ordenes de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, para reanudar sus cursos el 1º. De abril y ya en 1930 cambia su domicilio a Olas Altas , frente a la Escuela Primaria Josefa Ortiz de Domínguez

El año de 1936 dotan a la escuela de armamento y espadines, quizá para mejorar la disciplina o preparar a los alumnos para alguna eventualidad bélica

En 1938 la presencia del nuevo director, Capitán de altura Antonio Gómez Maqueo, fue en cierta forma un parteaguas por su interés en mejorar las instalaciones, elevar el nivel académico y la modernización de la escuela. Tuvo incluso la feliz idea de proponer a sus alumnos para que ellos diseñaran los planos de lo que sería la nueva Escuela Náutica. La brillante trayectoria del capitán Gómez Maqueo hizo que esta venerable institución lleve su nombre.

1939 fue el año en que el sueño largamente anhelado se hizo realidad al contar por fin con un edificio propio que acrecentaba ese sentido de pertenencia en los jóvenes alumnos motivados por sus directores y maestros.

Dice Eduardo García que la vocación mercante de la Escuela Náutica de Mazatlán y su desinteresada labor magisterial, se podrían condensar en una copia de aquella canción religiosa que dice:…”En mi barca no hay oro ni espadas, tan solo redes y mi trabajo”…y sigue diciendo el autor: Y es que esta noble institución siempre ha sido una madre amorosa, que entrega todo por sus hijos, educándolos en la cultura del trabajo y del servicio, sin esperar ninguna retribución a cambio.

En 1941 pasa la Escuela Náutica de Mazatlán a formar parte de la Armada de México debido al estado de guerra en que el país había entrado en contra de las potencias del eje, durante la Segunda Guerra Mundial.

Ya en el año de 1958 y conscientes de que la conversión de la Escuela Náutica a Escuela Naval respondió a una necesidad debido al conflicto bélico, los mazatlecos lograron su reapertura y en el decreto se le asignó el nombre de “ Escuela Náutica Mercante de Mazatlán, Cap. de Altura
Antonio Gómez Maqueo” y se formo un Patronato que elaboró su programa de acción para apoyo a la Institución

En 1963, siendo Presidente de las Sociedad de Alumnos Carlos Ibarra Pérez se publica por primera vez la revista “Orión” en atención, supongo, a la constelación de brillantes estrellas que se ven desde los dos hemisferios, órgano informativo de los alumnos y heredera de la publicación “Argos” que circulo un cuarto de siglo antes y su nombre quizá, porque era un gigante de cien ojos y por lo tanto excelente vigilante ya que sólo algunos cerraba mientras dormía y otros se mantenían abiertos.
Los asesores literarios fueron el capitán Ignacio Laveaga Páez y el teniente de Navío Carlos Hernández Sandez quienes al igual que el Ing. Eduardo García Guerrero eran de prosa elocuente y vibrante.
Carlos Ibarra, poseedor de una excelente voz ha interpretado canciones habaneras acompañado de la Orquesta Sinfónica de Sinaloa durante algunos festejos de su Alma Mater.

Desde su reapertura, la escuela sufrió constantemente las amenazas de clausura, debido a la difícil situación económica por la que siempre atravesó, pues las gestiones del Patronato, para que se aumentara el subsidio, no tuvieron fructificación a causa de la mala economía por la que atravesaba el país. Es hasta 1966 que se le da un mayor impulso económico al plantel.

En la parada militar que se realiza cada año en México capital el 16 de septiembre, en 1970 se invito al contingente de alumnos de la Escuela Náutica de Mazatlán quienes demostraron tal entrega y disciplina que se hicieron acreedores al segundo lugar nacional. A su regreso el pueblo de Mazatlán orgullosamente los recibió por haber puesto en alto el nombre de su institución que es un icono para los mazatlecos.

El año de 1977 el Presidente José López Portillo ordena a la Secretaria de Marina, que la Dirección General de Marina Mercante pase a depender de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

El 31 de julio de 1981 El Secretario de Comunicaciones recibe en Rotterdam Holanda el buque escuela “ Náuticas México” que prestó sus servicios durante 25 años.

En 1986 el Gobernador del Estado donó a la escuela un planetario el cuál fue mejorado y equipado y se le asignó el nombre de “ Planetario Capitán de Altura Carlos Maroto Gaxiola” en honor a un distinguido hijo de la escuela de la generación 1936-1941

El ingreso de personal femenino el año de 1993 abre el horizonte de posibilidades a las damas que tienen vocación marinera.

En 1996 la Escuela Náutica de Tampico en un gesto de solidaridad dona equipo de computo y se terminaron las obras que había iniciado el fideicomiso para la construcción de salones y un aula magna para conferencias etc.

La Escuela Náutica de Mazatlán es la más antigua de Latinoamérica y la segunda en América después de la de Nueva York

Sus alumnos quedan marcados para siempre: La formación recibida en ella forja hombres de bien, forma el carácter de sus hijos y los enseña a ser hombres y mujeres que viven una cultura del esfuerzo. Además mantienen relaciones muy cordiales y de auténtica hermandad con las Escuelas Náuticas de Veracruz y Tampico.

Ensenada cuando vivió la época en que contaba con la flota atunera más grande e importante tenía en su mayoría a capitanes egresados de la Escuela Náutica de Mazatlán, y si no todos, la mayoría, conocemos y conocimos a egresados de aquel semillero que tuvieron y tienen éxito como hombres de empresa y los vimos y vemos ejercitando un liderazgo. Me viene a la memoria en el ayer el muy querido Capitán Félix Iñiguez y hoy al estimado Capitán Ricardo Thompson Ramírez y otros más que han dejado la huella de su paso....
Estimadas damas y caballeros que honran este recinto con su presencia: Cuando naveguen en las páginas de la obra que nos ocupa, podrán valorar otra información que me fue imposible plasmar aquí debido al espacio y al tiempo con que pude contar…

De seguro que nuevas ediciones habrán de contar con más información para seguir enriqueciendo este esplendido trabajo muy meritorio por parte del Ing. Eduardo García Guerrero y que hoy pone a la consideración de todos nosotros.

¡Enhorabuena Eduardo!, esperamos seguir disfrutando de tus nuevos frutos como escritor e investigador y tus libros serán documentos muy importantes para el acervo del Archivo Histórico de Ensenada….!Muchas gracias!

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