jueves, 25 de junio de 2009

DR. PEDRO LOYOLA LUCQ. tercera parte.

CRONISTA DE ENSENADA
DR. PEDRO LOYOLA LUCQ
( tercera parte )
Heberto J. Peterson Legrand
Nuestro personaje que tuvo la virtud de saberse reír de si mismo -que es un signo de madurez- y agregaría que de sencillez, nos obsequia con una anécdota más cuando estaba como practicante en la Cruz Roja de la Ciudad de México:
“estaba yo de guardia el día que le dieron un balazo en la cara al Ing. Pascual Ortiz Rubio, Presidente de la República, y por mi mala suerte era yo el único disponible cuando se solicitó el servicio de urgencias de la ambulancia, para atender al señor Presidente, bajé a toda carrera del segundo piso donde estaba la sala de curaciones con mi botiquín en la mano, para irme a la ambulancia que atronaba ya en el patio con su estridente sirena para que el practicante, yo, en dicho momento, fuera a prestar los servicios requeridos al ilustre paciente; era tal mi nerviosismo para atender a tan encumbrada persona, ya que apenas iniciaba yo mi aprendizaje con pinzas y torundas que al bajar atropelladamente las escaleras de piedra que tenían todas las baldosas en mal estado, rodé a mitad de dicha escalera haciendo pedazos el botiquín. Todo asustado por el apremio del momento y la responsabilidad que me caía encima, subí corriendo por un nuevo botiquín, bajé con suerte hasta la ambulancia y salimos con sirena abierta y todas las luces disponibles encendidas en carrera contra el tiempo rumbo a donde estaba el herido presidente. En el camino y sabiendo yo mi incapacidad para atender un caso serio y sobre todo tratándose de la primera autoridad del país, me encomendé a toda la corte celestial, la que creo que me escuchó, pues no llegamos a tiempo, porque la ambulancia se estrelló contra un tranvía y ahí quedamos, sin vehículo, todos golpeados aunque afortunadamente nada serio nos pasó, pero no pudimos ir a atender al Sr. Presidente, quien fue atendido afortunadamente por otras manos más capaces que las mías. Fueron pasando las semanas y los meses y fui adquiriendo práctica, conocimiento y seguridad...”
En otro pasaje nos cuenta sobre su servicio social en Baja California: “ Al terminar mis estudios de medicina acababa de implantarse un año ante la obligación de los pasantes de hacer 6 meses de servicio social. Agustín Ruiz Oyoqui, medio hermano de mi madre, vivía en México y tenía amistad con el Teniente Coronel Rodolfo Sánchez Taboada, quien había sido designado por el Presidente Cárdenas, Gobernador del Distrito Norte de Baja California. Con mi anuencia mi tío Agustín se puso en contacto con Sánchez Taboada solicitándole una plaza para que hiciera yo mi servicio social en Baja California” y en otra parte sigue diciendo: “...salí a enfrentarme con una nueva vida, en un ambiente totalmente desconocido para mí, pues si ahora se desconoce mucho sobre Baja California, en 1937 ni siquiera se sabía donde quedaba, ni siquiera había comunicación directa, pues, para llegar a Mexicali se tenía entonces que tomar el tren Sud-Pacífico y después de 3 ó 4 días llegar a Nogales Sonora, pasarse a Estados Unidos y por autobús dirigirse a El Centro California, Caléxico y Mexicali.
La carretera y el ferrocarril Sonora, B.C., fueron puestos en servicio 20 años después; en aquel entonces tampoco había comunicación aérea, ni por barco. Llegué a Mexicali en julio de 1937, después de hacer el recorrido arriba descrito, con dos maletas de ropa, muestras médicas y algo así como $ 25.00 mexicanos y el telegrama de Sánchez Taboada. Era cerca del mediodía cuando cruzamos la frontera de Estados Unidos y México, en ese entonces no se necesitaba ni pasaporte ni permiso para ir de una parte a otra de la frontera, hacía un calor imposible del verano en el Valle de Mexicali y como digo casi no tenía dinero...” Se presentó el Dr. Loyola a Palacio de Gobierno y le dan la noticia de que el Gobernador estaba en México y regresaría en 10 o 15 días y que el Oficial Mayor y el Secretario Particular estaban también afuera de Mexicali, pero afortunadamente por buenos oficios del Secretario de Gobierno éste le presento al Dr. Rafael Bátiz Director del Hospital y nos dice en sus “Memorias” el Dr. Loyola: “...solo puedo ofrecerle cuarto, comida, $300.00 mensuales y el puesto de Jefe de Enfermeras del hospital civil, si acepta lo espero mañana en la mañana; acepto encantado le dije, no mañana sino hoy mismo pues no tengo donde dormir, se festejaron de mi franqueza, Batiz me facilitó su automóvil para que fuera por mis maletas y sin yo solicitárselo me prestó $200.00 para mis más urgentes gastos.
“...días después regresó el Gobernador y me fui a presentar con él, se interesó por mí, le caí bien, ordenó que me subieran el sueldo un 50% y me preguntó que pensaba hacer; en ese entonces el Gobierno Federal encabezado por Lázaro Cárdenas acababa de cancelar la concesión de que había hecho uso la Colorado River Land Company, que usufructuaba las tierras hábiles del Valle de Mexicali...” y adelante sigue diciendo: “ Sánchez Taboada fue el encargado por Cárdenas para rescatar esas tierras, lo que llevó a cabo y es conocido como “ El Asalto a las Tierras”, había muchos trabajadores agrícolas que ansiaban un pedazo de tierra...”
Adelante agrega: “ Le platiqué al Gobernador la posibilidad de poner un consultorio para atender a esa gente que necesitaba urgentemente algún servicio médico, le gustó la idea y con el apoyo económico del Banco Ejidal, abrí un consultorio por los rumbos de la fábrica de aceite y al rato era tan grande el número de solicitantes, que tuve que conseguir otros dos compañeros pasantes y abrí el primer hospital ejidal que hubo en México con su personal adiestrado, camas, sala de cirugía y maternidad y una ambulancia”
Otro dato interesante que comenta el Dr. Loyola es el siguiente: “ Cuando Emiliano Zapata fue asesinado en la Hacienda de Chinameca en el Estado de Morelos, gracias a la traición del Coronel Guajardo que simuló pasarse a su bando con hombres y elementos de guerra. Don Rodolfo Sánchez Taboada que militaba en las fuerzas de Guajardo, era el oficial encargado de la guarda que debía rendirle honores a Zapata y el clarín de ordenes que dio la señal para acabar con él era Norberto López Avelar quien fue Delegado Municipal de Ensenada y después Gobernador del Estado de Morelos.
Loyola Lucq, se traslado a la Ciudad de México donde finalmente recibió su titulo con fecha 29 de junio de 1938. Anduvo por las tierras de Tamaulipas y Guerrero prestando sus servicios a Salubridad para finalmente regresar a Mexicali...

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