CRONISTA DE ENSENADA
DR. PEDRO LOYOLA LUCQ.
(quinta parte)
Heberto J. Peterson Legrand
Seguimos con la “Memorias” de Don Pedro Loyola Lucq en un capitulo que titula “Mi Fracaso Como Político”: “ En la primeras Legislatura del Estado Libre y Soberano de Baja California formada por 7 padres conscriptos, había un hotelero César Ruiz Moreno de Mexicali, un ejidatario Armando Fierro, un agricultor, un líder de los trabajadores del Estado y un Representante de los Obreros, todos ellos eran de Mexicali, Genaro Castro de Tijuana y yo por el Séptimo Distrito de Ensenada, se suponía que los dos amigos de Braulio Maldonado, éramos Genaro y yo, los demás fueron por el P.R.I.
Braulio con sus ideas izquierdizantes empezó a cometer un cúmulo de errores en su administración y a provocar conflictos en las diferentes clases sociales, y corrientes de opinión, el día de la toma de posesión del Gobernador, me tocó como Presidente de la Cámara de Diputados, acompañar junto con Fierro, al Sr. Presidente de la República, Don Adolfo Ruiz Cortines, en su automóvil descubierto, de la Casa de Gobierno, al Cine declarado como recinto oficial para la toma de posesión del primer Gobernador del Estado. En el trayecto Don Adolfo nos hizo ver a Fierro y a mí que teníamos la obligación de evitar que en un Estado que nacía se implantaran los errores que ya había en la mayoría de los Estados de la República y nos hizo prometerle que haríamos lo que estuviera en nuestras manos por hacer de Baja California un Estado moderno y lo mejor conducido posible.
Los errores de Braulio aumentaban cada día, al grado de cambiar de opinión y la simpatía que al principio tenía, en animadversión y temor. Importó de Michoacán una banda de forajidos “ Los Chemitas”, grupo de pistoleros y asesinos, para su protección y para encomendarles el trabajo sucio...”
A medida que crecía la impopularidad del Gobernador, sus antiguos amigos Genaro Castro y yo, nos fuimos constituyendo en la oposición dentro de la Cámara. Entre las muchas leyes que mandó Braulio al congreso estaba la de Policía, aprobada por 5 votos y con 2 en desacuerdo, Castro y yo; mediante dicha Ley, el Inspector General de la Policía del Estado era a su vez jefe de las Policías Municipales, haciendo nugatorio el municipio libre.
Después de varias platicas con los compañeros Diputados, Genaro y yo logramos convencerlos de que dicha Ley por inconstitucional debía ser derogada; aprovechando un viaje a Los Angeles, CA. del Gobernador, logramos derogar la Ley dejando cesante al inspector General de Policía Sr. General Felipe Astorga. Inmediatamente le dieron aviso por teléfono a Don Braulio de lo que había ocurrido y se dejó venir a Mexicali, nos citó en su despacho sumamente enojado y pretendió que firmáramos una aclaración a la prensa que ya había dado la noticia en grandes titulares en todo el Estado, aclaración en que pretendía hacer creer que había sido una noticia no apegada a la verdad, y que nada había sucedido. Castro y yo nos negamos rotundamente a desmentir la noticia, nos hicimos de palabras con el Gobernador......”
Abandonamos el despacho del Gobernador y nos fuimos Genaro y yo a Caléxico a tomar unas copas, pues pensamos que el resto de los Diputados (quienes ya habían firmado lo que Braulio pretendía), nos iban a desaforar. No se atrevieron a tanto, pero de ahí en adelante éramos los patitos feos, nos siguieron hostigando en mil formas, Castro tuvo un accidente de auto cerca de la población de Rosarito, al parecer un carro de los Chemitas se le cerró sobre un puente de madera cayendo al barranco, salió vivo, solamente golpeado. Como teníamos todas las de perder, los de la oposición solicitamos a Don Angel Carvajal, Ministro de Gobernación en ese entonces, la desaparición de poderes del Estado por el cúmulo de errores y arbitrariedades del Gobernador, al no recibir respuesta, me traslade a México, solicite y obtuve entrevista con el Ministro de Gobernación, le expuse cual era la situación reinante en el Estado, me escuchó y al finalizar mi plática me dijo: “ Doctor y Diputado, lo que me ha dicho Usted ya lo sabíamos y es cierto”, ante esas palabras y por mi poca experiencia en política le dije: “ Señor Ministro, si lo que acabo de decirle es cierto y Usted lo sabe, ¿cómo es que se sigue tolerando el Desgobierno de Maldonado?” a lo que me respondió : “ No olvide, que yo solo soy el Secretario de Gobernación y sobre mí hay otra persona”, aludía sin duda al Presidente de la República. Me levanté, le dí las gracias por haberme escuchado y rogué me disculpara por haberle quitado tiempo sin lograr nada. Regresé a Mexicali, tratando de no ser desaforado ni agredido, para lo cual me trasladaba por territorio americano y dormía también en Estados Unidos.
Pocos días después. Braulio me mandó llamar a su despacho y me preguntó que había yo ido a hacer a México, le dije la verdad de lo ocurrido con Carvajal y me dijo: “ para que se te quite lo “p”, mira esta carta”, era de Carvajal y en ella le decía todo lo que había yo informado en la Secretaria de Gobernación. Al despedirme del despacho, me amenazó el gobernador diciéndome: “ Cada día me cuesta más trabajo evitar que mis amigos te den un escarmiento”
Poco después en el informe de gobierno de Maldonado, Genaro Castro al llegar a Tijuana, fue secuestrado por la policía del repuesto General Astorga. Algunos amigos de Genaro y yo entre ellos, nos entrevistamos de inmediato con el General Tapia, Jefe de Operaciones en el Estado y buen amigo tanto de Genaro como mío, al enterarse de lo ocurrido mando llamar a Felipe Astorga y en nuestra presencia le dijo: “ General tiene 15 minutos para encontrar y traer aquí a Palacio al Diputado Genaro Castro”. El General Astorga trató de platicar en privado con el General Tapia, lo que éste no aceptó, volviéndole a decir: “Ya le dije que tiene usted 15 minutos y aquí me quedo con el Diputado Loyola y estos señores”. Antes de 15 minutos Genaro fue traído por la policía a la presencia del General Tapia, el auto de Genaro había sido chocado a la entrad de Mexicali, por un camión de carga enviado por el Gobernador del Estado para matarlo o herirlo, y mientras, como no fue herido lo incomunicaron. Posteriormente Castro solicitó licencia temporal que los Diputados hicieron definitiva, trayendo a su suplente.
Quedé solo y arrinconado, pero no me pidieron desaforar y tengo absoluta seguridad que la sombra protectora de Don Rodolfo Sánchez Taboada, fue la que hizo que aún lo esté contando”
Ojalá y tuviéramos muchos diputados como Loyola, valientes y congruentes, no, él no fracasó como político, su ejemplo debe quedar como modelo y allí estará su éxito.
La actividad política debe estar sustentada en los valores éticos y hoy en día urge rescatar la imagen de muchos políticos para dignificar la que debería ser una ciencia al servicio de la humanidad, pero sigamos con nuestro personaje en el siguiente capitulo...
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