lunes, 29 de junio de 2009

DR. PEDRO LOYOLA LUCQ. cuarta parte

CRONISTA DE ENSENADA
DR. PEDRO LOYOLA LUCQ
(cuarta parte)
Heberto J. Peterson Legrand

Después de las desafortunadas experiencias en Tamaulipas y Guerrero y ya en Mexicali a donde llegó dos días antes de finalizar el año de 1938, nos sigue contando en sus “Memorias”: “ A principios de enero, instalé mi consultorio en una botica de la chinesca y empecé a trabajar, le escribí a don Rodolfo Sánchez Taboada informándole de mi regreso y poniéndome a sus ordenes. Poco a poco empecé a tener clientela y una mañana llegó a mi consultorio uno de los jefes de la tribu Cucapah, como la mayoría de ese grupo étnico, era de aventajada estatura, fuerte y musculoso, llevaba a uno de sus hijos, un muchacho de unos 16 ó 18 años igual de alto y fornido que el padre, el que me dijo “ Aquí traigo a mi hijo que se clavó una estaca en la barriga para que lo cures”, recosté al muchacho en la mesa de curaciones, le quité un señidor sucio y sudado que traía enredado en la cintura y me encontré al lado del ombligo una herida penetrante de vientre,...” el Dr. Loyola le sugirió llevarlo al hospital- en aquel tiempo no se conocían los antibióticos y apenas se iniciaba el uso de los sulfas- y el Dr. Nos sigue diciendo: “ no aceptó el jefe mi sugestión, me dijo cúralo aquí como puedas, si vive que le sirva a ver si se le quita lo...
Lavé la herida y el intestino con suero, desinfecté lo mejor que pude y suturé sin anestesia los bordes de la herida, no escuché ningún quejido del muchacho, lo vendé y salió como había llegado, caminando, y con la expresión hermética de cara como es costumbre de estas gentes, le advertí al padre los peligros que corría el muchacho y le sugerí que me avisara en 2 ó 3 días. Pasaron 8 días y no había vuelto a saber nada del herido, por lo que pensé que había fallecido. Más o menos una semana después de la primera visita, se me apareció de nuevo padre e hijo, esta vez sonrientes ambos, sin poder explicármelo la herida estaba cicatrizada, no había ocurrido ninguna complicación y el muchacho estaba curado, quité los puntos; se fueron agradecidos cubriéndome mis módicos honorarios y el jefe me obsequió un bastón labrado y adornado con plumas y jeroglíficos, de los que usaban sus tribus en ceremonias, bastón que desafortunadamente me robaron tiempo después.”.
A finales del mes fue llamado Loyola de urgencia para atender al Gobernador que se había puesto malo. Le sugirió que se trasladara a la cd. De México para un periodo de recuperación y el Dr. Pedro Loyola lo acompaño y una vez dejándolo instalado regreso a Mexicali.
Poco tiempo después nos dice Loyola: “ ...por órdenes de él, me ofrecieron la Dirección del Hospital Civil de Ensenada, cargo que acepté de inmediato, pues me encantaba el lugar, y así fue como llegué a Ensenada en febrero de 1939. Seguí teniendo muy buena amistad con Rodolfo, no solo mientras estuvo como Gobernador sino hasta su muerte, existe un hecho que pocas gentes saben, Don Rodolfo fue quitado del gobierno de Baja California, por no atender una orden presidencial, en la cual se le ordenaba ceder a Sonora parte de la zona situada entre Mexicali y San Luis Río Colorado, terrenos que no le correspondían a Sonora; Baja California los consideraba parte de su territorio.
El Presidente, creo que ya era en ese entonces Avila Camacho, expidió un decreto otorgándoselos graciosamente a Sonora y ordenando al gobernador del Territorio de Baja California, los entregara. El Gobernador, defendiendo la integridad del territorio a su cuidado, rechazó fundadamente el decreto por improcedente, y por segunda vez se lo ratificaron y por segunda vez lo rechazó. Poco tiempo después lo revelaron del cargo de Gobernador y posteriormente fue Presidente Nacional del P.R.I., y a continuación Ministro de Marina”
En otras parte nos sigue platicando Loyola: “ Cuando estuvo en la Marina, en uno de mis viajes a México fui a saludarlo y el que me introdujo a su despacho era el joven abogado de nombre Luis Echeverría, posteriormente Presidente de la República e iniciador de la “ docena trágica” junto con JoLoPo, José López Portillo. Echeverría era secretario de Don Rodolfo, en esta vez lo saludé brevemente, pues tenía muchas personas haciendo antesala, me despedí para no quitarle el tiempo y me invitó para el día siguiente a desayunar juntos. En la mañana de ese día me presenté a las 9: 00 Hrs. A la cita, y a los pocos minutos bajamos por el elevador privado, tomamos asiento en el auto y disponiéndonos a salir, llegó Echeverría con varios oficios que pretendía eran urgentes y quería que Don Rodolfo firmara antes de ir a desayunar. Don Rodolfo montó en cólera y mandó a Echeverría con cajas destempladas, agregando algunas palabras que no puedo escribir, nos encaminamos en el auto al restaurante Lady Baltimore, cerca de Samborn’s y como yo notaba que el berriche ya se le iba pasando, le pregunté a Don Rodolfo por que tenía a Echeverría tan cerca si era tan terco y textualmente me dijo: “ como trabajador es excepcional, es incansable, lo ayudé a que estudiara y lo tengo conmigo en parte por lastima y en parte por servicial y sumiso”, Echeverría entonces y después engaño a Don Rodolfo y a Díaz Ordaz, llegando a la Presidencia de la República donde cambió su personalidad, iniciando el periodo trágico...”
En otra de las visitas que hizo Loyola a Sánchez Taboada, al salir en el pasillo se encontró con Braulio Maldonado y éste le dijo: “ Voy a ser el 1er. Gobernador del Estado de Baja Califoria y necesito tu ayuda”, creo que me lo dijo-sigue diciendo Loyola_ porque acababa de ver la preferencia que Don Rodolfo tenía conmigo, no le di importancia a lo que Braulio me dijo y como es de cajón le dije: Si Braulio en lo que pueda ayudarte, estoy a tus ordenes”
Regresé a Ensenada sin pensar en las palabras de Braulio Maldonado ni en mi promesa de ayuda. Poco tiempo después, empezó a tomar formalidad la posibilidad de que Braulio llegara al poder y varios de sus amigos empezaron a visitarme con asiduidad llevándome regalitos, pensé que la cosa iba más en serio de lo que lo había tomado y no tuve que esperar mucho tiempo, pues a los cuantos días llegó Braulio y empezó a formalizar la cosa política, fui propuesto para Diputado local para el Distrito de Ensenada. Se hizo la campaña de rigor y legalmente gané con amplísimo margen de votos sobre mi oponente. Mi suplente era Alfonso Garzón Santibáñez, actualmente líder agrario de la C.C.I. a nivel nacional.
En la primera ocasión que vi a don Rodolfo siendo ya Diputado en el primer Congreso del Estado, me dijo: “ Eres un tonto, tú no eres para estos chismes, y no debías haberte metido en la política “, desgraciadamente me conocía mejor que yo mismo y acertó en su pronóstico, pues como Diputado me fue tremendamente mal”


Cronistadeensenada.blogspot.com/
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